Seguimos horneando en casa y esta vez ha sido un pan challah de naranja -o jalá de naranja- que llevaba mucho tiempo queriendo hornear. Aunque las challat judías enriquecidas suelen ser para determinadas festividades, nosotros hemos querido hacerla en pleno confinamiento. Y, obviamente, pasa a engrosar la lista de recetas rápidas de confinamiento que llevo publicando en este encierro por el covid-19.
Esta receta es una mezcla de los ingredientes de la challah de Melissa Clark y los procesos de elaboración de la challah de Merav Scheiner -publicada hace unos años en el blog de María Lunarillos-. El toque a naranja está muy bien equilibrado y el corte -lleno de apetecibles filamentos- tiene un color dorado que apetece hincarle los dientes.
Hablando de otra cosa, espero que todos estéis bien. Parece que vamos saliendo de este confinamiento -poco a poco- y por fin hemos pasado a la fase-1en Madrid esta semana… ¡¡ A ver cómo nos va! Espero que cuando llegue el verano no tengamos que volvernos a confinar, sería horrible pasar tanto calor encerrados a cal y canto en casa, además, de momento me voy salvando de los síntomas del coronavirus…¡toco madera para seguir así!
Pan challah de naranja
Ingredientes:
- 125 ml de zumo de naranja fresco
- Una cda. de agua
- 18 g de levadura fresca
- 75 g de aceite de oliva virgen extra
- 2 huevos
- Una yema de huevo
- 40 g de azúcar de caña
- Una cdta. de sal
- Una cda. de ralladura de naranja
- 390 g de harina de fuerza
- 2 yemas + 2 cdas. de aceite de oliva para el brillo
Elaboración:
- Mezclamos el zumo de naranja con la cucharada de agua y desleímos la levadura fresca.
- Añadimos los huevos, la yema, el azúcar, la ralladura de naranja y la harina, y mezclamos. Dejamos reposar 10 minutos.
- Empezamos a trabajar la masa mientras le vamos añadiendo el aceite poco a poco y, una vez que esté incorporado, añadimos la sal.
- Trabajamos la masa hasta que el gluten se desarrolle o la masa pase la prueba de la membrana.
- Cubrimos el interior de un cuenco con una película fina de aceite de oliva, echamos la masa procurando que toda su superficie quede cubierta con el aceite y cubrimos con papel film. Guardamos en la nevera durante 18 horas aproximadamente.
- Retiramos la masa de la nevera, dejamos reposar una hora para que atempere y pasamos a la mesa de trabajo con ayuda de una rasqueta. Dejamos reposar 10 minutos para que el gluten se relaje.
- Dividimos la masa en seis piezas de igual peso -127 g aproximadamente- y formamos seis rollos sellando las uniones, pero sin extenderlos. Cubrimos con papel film o una bolsa de plástico y dejamos reposar 10 minutos.
- Extendemos los rollos de tal forma que tenga la misma longitud y trenzamos -podéis ver aquí el trenzado-.
- Doblamos las cuatro puntas trenzadas de los extremos hacia adentro para formar una bola trenzada. Dejamos fermentar hasta que casi duplique su volumen cubriéndolo con un paño.
- Calentamos el horno a 210º C. y mezclamos las yemas con el aceite de oliva del brillo, y pincelamos la challah.
- Dejamos reposar, pero esta vez sin cubrirla con el paño, durante 15 minutos -o hasta cuando al presionarla con la yema de un dedo el hundimiento vuelva a su forma original inmediatamente-.
- Volvemos a pincelar con el brillo y horneamos entre 15 y 20 minutos.
- Retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla.
Este pan challah de naranja es suave, ligero, esponjoso y con un aroma exquisito, y además tiene un color deliciosamente agradable. Dejadlo templar un poco y partidlo con las manos, veréis como los dorados filamentos de su interior se estiran y rompen para dejar salir un aroma perfecto.
Consejos útiles:
- Podéis sustituir la levadura fresca (18 g) por levadura seca activa (7 g). Leed las indicaciones de uso de vuestra levadura, muchas veces se puede añadir sin previa reactivación, pero es probable que en algún caso tengáis que activarla antes de incorporarla a la receta.
- Lo más recomendable es que uséis zumo de naranja natural… ¡obviamente recién exprimido!
- La cantidad de harina puede variar dependiendo de la harina, pero la variación puede ser mínima. Si veis que vuestra masa no forma una bola añadidle harina cucharada a cucharada. Debe ser una masa ligera, un tanto pegajosa, pero unida.
- No dudéis en usar huevos camperos, el sabor es delicioso y, aunque no siempre es el caso, la yema le dará un color dorado más intenso a la miga.
- Me gusta usar el brillo que me recomendó Merav hace ya unos años, pero podéis usar un huevo entero mezclado con el aceite de oliva para hacerlo más líquido.
- El trenzado de las challat es todo un mundo y muchas veces es la clave para tener un pan espectacular. Buscad el termino «Braid bread» en «San Google» y vais a tener un sinfín de propuestas.
El sabor de este pan challah de naranja necesita muy poco para poder degustarlo. En casa lo hemos rociado con un poco de miel para el desayuno y también nos hemos hecho unas rebanadas con queso suave fundido para merendar. No vais a necesitar añadirle más. Eso sí, si os sobra alguna rebanada -en casa no ha sido el caso- podéis hacer unas torrijas.
Ese trenzado es maravilloso y el olor a naranja. Como yo estoy en el emisferio sur y estamos en invierno estoy revisando estas recetas tuyas para hacerlas ahora! menudo antojo me has dado
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¡Lo rico! Me gustaría una copa de Par Vino Naranja con eso.
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Te creerás que no lo he probado -el vino digo- y eso que los vinos olorosos son de mis favoritos… Ahora que lo dices ya se me ha creado una necesidad 😉
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Es especial! Tengo amigos con un bar en Barcelona que dan una copa al final de la cena como agradecimiento.
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Tiene una pinta estupenda…. Por cierto Raúl, en la receta se te olvidó echar la harina a la masa 😉
Un abrazo!
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¡Gracias Ana! vaya fallo, pero ya está subsanado 😉
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